viernes, 22 de abril de 2011

El oficio de periodista



¿Qué es el periodismo? Pregunta punzante y necesaria en estos acalorados tiempos. Su respuesta no parece ser sencilla pero quienes Julio Ferrer entrevista en su muy buen libro no dudan en afirmar que el periodismo no sólo significa informar (premisa lógica) sino que puede ser una herramienta muy importante a la hora de desentrañar situaciones o procesos que, de mantenerse acallados, podrían acarrear para sus partícipes (o para una sociedad toda, por ejemplo, en un caso de corrupción en la esfera pública) consecuencias negativas.

Bayer, Verbitsky, García Lupo, Calloni, Tito Cossa, Jozami, Aznárez, Szpunberg, Schiller y Braceli son los diez notables nombres que son indagados por Ferrer sobre diversas temáticas: las viejas redacciones, el ejercicio de la profesión en tiempos donde no existían las escuelas de periodismo, la última dictadura militar y el cómplice papel de algunos medios, el retorno de la democracia, la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, los monopolios de la (des)información.

También, en menor medida, es un recorrido por la historia de algunos medios gráficos, desde su surgimiento hasta su finalización, en el caso de aquellos que marcaron una determinada época y no continuaron hasta el día de la fecha. Ejemplo de ello son la revista Crisis (aunque ahora se haya reflotado), el diario El Periodista, Cristianismo y Revolución, La Opinión, el periódico de la CGT de los argentinos, el matutino peronista Noticias (de Montoneros), entre otros. Sitios que supieron cobijar a las mejores plumas nacionales e internacional y que produjeron clicks estilísticos en distintos momentos de la historia reciente.

Otra de las aristas interesantes del libro publicado por Punto de Encuentro es la increíble unanimidad de los entrevistados (aunque se visualizen algunas mínimas distinciones) a la hora de señalar un modelo de periodista: el desaparecido Rodolfo Walsh quien, con su célebre Carta a la Junta Militar en marzo de 1977, denunció la implantación de un sistema de terror que tenía por objetivo la reformulación de las bases sociales y económicas que predominaban en la Argentina por ese entonces.

En síntesis, un recomendable compendio de testimonios que dan una pauta de la trascendencia de un oficio que, pese a los cambios tecnológicos, Twitter y la sobre-información proveniente de cualquier lado, ha sido capaz de sobrevivir en base a un rasgo esencial contradictorio, encarnado en estas palabras de Rodolfo Braceli: "El periodismo sirve para contar el mundo. A veces para alumbrarlo; a veces para encandilarlo, es decir, oscurecerlo. Sirve para la memoria o sirve para la desmemoria. Sirve para entretener en el noble sentido de la palabra y sirve para distraer. Sirve para inducir a mirar el dedo que señala un quiste o una estrella, o sirve para hacer mirar la punta del dedo y no lo que el dedo señala. Sirve para alfabetizar o para analfabetizar a los alfabetizados".

La elección de uno u otro camino está en cada quien. Matías Martin popularizó una frase televisiva que se aplica perfectamente a la realidad planteada por Braceli: ¿De qué lado estás chabón?

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