lunes, 25 de julio de 2011

Sudacas


Luego de la inolvidable consagración de Uruguay en el Monumental (al igual que un mes antes, otro equipo celeste volvió a festejar en ese estadio) se puso punto final a la 43º edición de la Copa América disputada en nuestro país. Competitiva, con escasas dosis de fútbol bien jugado, con un sistema de clasificación que quedó en la picota debido a la impresentabilidad paraguaya y con algunas sorpresas interesantes; el torneo que agrupa a las 10 selecciones del subcontinente más - en esta ocasión - México y Costa Rica amerita un balance que desglose sus hechos más relevantes.

1) Fútbol de selecciones: como en gran parte había demostrado el Mundial, esta Copa América marcó una continuidad en el panorama desolador que azota al fútbol de selecciones. El poco tiempo de preparación que tienen los equipos conspira contra la idea de un fútbol asociado, donde la técnica de los excelentes jugadores que hay dando vueltas se combine - como en sus clubes - para lograr espectáculos vistosos o con una mínima cuota de belleza. En ese contexto, conjuntos como Uruguay tienen todas las de ganar. Una base de memoria, un estilo de juego definido por la historia que se amoldó a la modernidad y, un dato no menor, jugadores con hambre de gloria. Algo similar, aunque salvando las extremas diferencias de capacidad con el balón, sucedió un año atrás con España.
Por eso no sorprende. Ganó el que mejor se adaptó al paño, el que mejor explotó los recursos de sus players, el que mejor aprovechó los errores de los rivales. Con dos jugadores notables como Suárez y Forlán (y un tercero, Cavani, que tuvo la desgracia de lesionarse) y todo el resto del equipo funcionando como un indestructible bloque defensivo - con las particularidades de los muy buenos Pereira por los laterales -, los uruguayos fueron de menor a mayor, tuvieron la ayuda del destino contra Argentina y se impusieron con autoridad en las dos instancias finales.

2) Paridad: si pensamos en sumatoria de puntos, el insólito subcampeón de esta Copa fue el 8vo equipo que más unidades cosechó, solo superando a México, Costa Rica, Bolivia y Ecuador. Esto da la pauta de lo que van a ser las Eliminatorias. Desde el 98 en adelante, con la inauguración de la forma en que se disputa hoy en día, los números puesto han sido Argentina, Brasil y Paraguay. De cara a lo que viene, tenemos una Selección nacional en redefinición casi permanente, unos brasileños que como organizadores no participarán y unos paraguayos que, pese al segundo puesto, tendrán que replantearse mucho y profundo (entre Mundial y Copa América, 1 triunfo en 11 partidos, más allá de los éxitos posicionales). Uruguay dio el salto de no clasificarse - 98 y 2006 - o entrar vía repechaje - 2002 y 2010 - a ser considerado con justicia el mejor de América, tras su cuarto puesto mundialista y el reciente título aquí en Buenos Aires. Venezuela que ya hace rato había dejado de ser sorpresa, pero aquí lo exponenció con mayor claridad; el increíble resurgimiento de Perú tras el oprobioso 10mo puesto en las Eliminatorias pasadas; el camino identitario logrado por Chile, aunque se haya ido más temprano que lo soñado; una Colombia menos ingenua y más dura pese a la mala fortuna de cuartos y la curiosidad de que los dos que peor terminaron juegan a 3600 y 2800 metros de altura. Como dirían los viejos periodistas deportivos, para alquilar balcones. La buena es que de los 9 participantes, 4 van directo a Brasil - con una rubia en el avión - y 1 irá a repesca. Bien bostero: la mitad más uno.

3) Sistema de clasificación: suponemos que los señores que comandan la Confederación Sudamericana de Fútbol habrán tomado nota de la necesidad de realizar una especie de fusión entre Copa América y Copa de Oro. A ver, un equipo no puede llegar a la final sin ganar. Es insólito, cuasi vergonzoso. Pobre Paraguay que, a su manera, avanzó hasta ahí. Pero los reglamentos deberían tener un cierto nivel de exigencia para acceder a determinadas instancias. No hay garantías de que si pasaran los dos mejores de una cierta cantidad de grupos, lo ocurrido no vuelva a ocurrir. Pero lo dificulta mucho más. Un torneo de 16 se ve como lo más indicado para el futuro.

4) Argentina: mientras se define la obviedad del adiós de Batista, es hora de que quienes deciden los asuntos albiceleste se den cuenta que la situación de nuestra Selección es verdaderamente dramática. No es sólo la falta de títulos, sino la imposibilidad de generar un proyecto a largo plazo. Equipos juveniles que eran un orgullo, en la actualidad dan pena; puestos clave donde no se hallan recursos (centrales, laterales, volantes por izquierda); una dirigencia anquilosada que se preocupa por el instinto de conservación personal antes que por el bienestar general. Así ni con Messi podremos soñar con un mañana mejor.

Hasta la próxima, América.

3 comentarios:

Beto dijo...

Notable análisis. Se toco todos los puntos. Ahora estoy a la espera del post que analice el nuevo torneo argentino. Abrazo

Beto dijo...

Notable análisis. Se tocó todos los puntos. Ahora estoy a la espera del post sobre el nuevo torneo argentino. Abrazo

Seba T dijo...

Gracias papá. El nuevo torneo igualmente lo estamos analizando colectivamente. En principio, y con gran poder de sintesis, pienso que es una garcha. Más adelante, veremos. Un abrazo y gracias x darte una vuelta always.