lunes, 27 de junio de 2011

El vacío


Quería estallar en un grito de alegría, pero los incidentes y las caritas de los jugadores de River me arrastraron hacia un momento piadoso. Había corrido enloquecido por mi casa con el gol de Farré, festejé a pleno el penal que Olave le atajó a Pavone, pero me sentía tan lleno en ese final, tan shockeado al mismo tiempo por "eso que nunca iba a pasar", que sólo pude atinar a sentir sincera pena por ese puñado de pibes (y algunos pocos grandes) que pusieron el cuerpo por una institución devastada y por la enorme multitud que exponía sus lágrimas a las morbosas cámaras de televisión.

No puedo negar que estoy contento. El sábado, antes de la hecatombe, un amigo riverplatense me decía que un descenso de Boca valía más que una Libertadores. Lo frené en seco: "que una Libertadores ni en pedo, que un campeonato local seguramente". Claro, ellos no tienen tantas por eso conocen poco lo que significa semejante trofeo. Pero más allá de la hipocresía de los famosos y el cassette de los rivales en el verde césped, el hincha común xeneize (y de gran parte de los equipos del país) quería que River se vaya a la B. Al revés, tal como el comentario que señalo, hubiera sucedido lo mismo.

Sin embargo, como siempre sucede, la sensación de saciedad deja lugar al vacío. Digamos que se acabó la joda, más allá de que la cargada será eterna. Pero se terminaron la tensión, los nervios, las especulaciones. El hecho se consumó. Y ahora qué?

Y ahora saber que cuando sorteen el fixture, no van a estar ellos, ese partido que sobre todo en los 90 (donde ganaban campeonatos con mucha frecuencia) me importó tremendamente ya que habitualmente nos salvaba el año. Todavía cuesta caer en la veracidad del hecho. Aunque el goce sea infinito, los voy a extrañar. Por eso les pido que no tarden tanto en volver. Una temporada en el infierno será suficiente.


2 comentarios:

Federico Verdini dijo...

Necesito decir que este domingo fue uno de los días que más te extrañe Pato, era claramente un momento para vivir a tu lado.
Riéndonos de estas gallinas, que las voy a extrañar durante 180 minutos, pero que cuando me las vuelva a cruzar en la cancha, la cargada será eterna y habrá valido esas 3 horas de añoranza.
La pelota no se mancha.

Seba T dijo...

La pelota no se mancha, tenes razón. Despues te escribo un mail. Estaría piola armar alguna juntada con algunos (vos, Dami, el negro, por ejemplo) después de tantísimo tiempo. Abrazo.